En el año 1989 yo era un joven Ingeniero Agrónomo recién casado que hacía sus primeras experiencias laborales en el Ingenio San Martín de Tabacal, bien al norte de Salta, cuando decidí hacer una de mis primeras inversiones en tecnología: comprar una videocasetera. La disponibilidad de sólo un canal de televisión -por aire obviamente- era un contundente justificativo.
Desde una perspectiva financiera, aquella no era una decisión menor considerando mis ingresos de aquella época. Lo que no esperaba era que fuera una decisión tan compleja desde lo tecnológico. En aquel momento el mundo se dividía entre dos sistemas (VHS y Beta) y múltiples “normas”. No dejaba de ser inquietante que mi videocasetera terminara siendo apenas una “rehén” del ganador de esta batalla de gigantes tecnológicos.
Han pasado 31 años desde aquel momento y -afortunadamente- las decisiones tecnológicas se han simplificado notablemente desde entonces, particularmente aquellas vinculadas a las “compatibilidades” tecnológicas. Netflix es el caso paradigmático. A nadie se le ocurre consultar si la plataforma funciona en tal o cual televisor, o computadora o teléfono. Simplemente funciona. Y esa es -precisamente- una de las razones que explican su extraordinaria aceptación.
Hoy la “revolución digital” del agro está comenzando a vivir una de sus primeras crisis: la crisis de las “compatibilidades”. Miles de emprendedores han desarrollado innovadoras soluciones digitales que contribuyen a simplificar la vida y el negocio de los productores agropecuarios. El crecimiento y la adopción de estas soluciones ha sido asombroso (investigaciones recientes indican que un 78% de los productores ya aplican algún tipo de herramienta digital en su operatoria diaria).
El número de “fans” de estas herramientas comienza a crecer y ya existe una primera generación de “multi usuarios”, son precisamente estos los que comienzan a sufrir la “crisis de la compatibilidad”. Plataformas agronómicas digitales que no hablan con los sistemas contables, comúnmente denominados ERP. Softwares para administrar agricultura de precisión que sólo se comunican con algunas marcas de sembradoras. Herramientas para permitir la trazabilidad de pulverizadoras que no se conectan con las plataformas de agricultura de precisión. Estos son sólo algunos de las dificultades que enfrentan estos “pioneros” de la digitalización.
¿Cuáles son los motivos por los cuales comenzamos a sufrir esta “Torre de Babel” digital? El movimiento #AgTech no es otra cosa que miles de emprendedores apasionados por ofrecer soluciones digitales a un mercado inexplorado e inexperto. Un universo frenético y absolutamente descoordinado de pequeños emprendimientos que no siguen normativa alguna más que la sana ambición de conquistar a sus clientes. Cuando un programador avanza con su desarrollo su foco es encontrar un programa amigable y sencilla que solucione el problema específico que tiene en mente. Las interconexiones entre esta solución y las soluciones conexas no es su preocupación, posiblemente porque no han sido desarrolladas aún.
A esto se le suma que, siendo el Agro una industria donde en comparación con el resto, la revolución digital llegó más tarde, aunque con mucha más fuerza y potencialidades, una parte importante de las soluciones #Agtech vigentes se pensaron y construyeron buscando resolver lo que se denomina “alcance de su metro cuadrado”, dejando un poco de lado la esencia de ser parte de un ecosistema necesariamente mucho más interconectado que integre y simplifique los procesos más comunes del productor.
¿Cómo sobreviven los “pioneros digitales” en esta “Torre de Babel”? Simple: duplicando, en la gran mayoría de las ocasiones, la carga de la información. Los mismos datos tienen que ser cargados una y otra vez en cada una de las distintas soluciones utilizadas con la ineficiencia y el riesgo de errores que ello representa. Las molestias de los “pioneros” comienzan a hacerse sentir y cada vez más las consultas por “compatibilidades” son decisivas a la hora de adoptar una solución. “¿Este software es “compatible” con el mío?” es una pregunta cada vez más frecuente. De alguna manera hemos regresado a la era de la “videocasetera”.
Es evidente que para liberar todo el potencial de la tecnología digital es imprescindible solucionar esta crisis. ¿Cómo salimos de esta “Torre de Babel”?
Poco a poco se van formando “parejas” en el mundo AgTech. Cada vez más emprendedores ofrecen integraciones y compatibilidades que les permitan responder a las demandas de sus clientes y dedican recursos y talento para asegurar “conexiones”. De esta manera se van creando “asociaciones” donde la información circula eficientemente entre “softwares amigos” Curiosamente las integraciones no se explican por razones técnicas o de eficiencia sino como respuestas a demandas comerciales. ¿Qué pasará con aquellos que se queden sin asiento en este “juego de las sillas”?
Un nuevo término (“middleware”) comienza a aparecer en el horizonte como una solución casi mágica. ¿Qué es middleware? Nada menos que un software o plataforma que vincula softwares y que permite que se comuniquen entre ellos. Un “traductor” para nuestra “Torre de Babel” o -más coloquial aún- una “zapatilla” que nos permita conectar todos nuestros programas. Empresas como “Leaf Agriculture” comienzan a ofrecer sus servicios focalizándose en el mundo de las agriculturas de precisión. En la Argentina ya hay algunos emprendimientos explorando este territorio.
¿Tendrá el agro su “Netflix”? ¿Aparecerá la solución digital integral donde podamos encontrar todas las soluciones con sólo un “click”? A priori no parece para nada sencillo que ello suceda, pero el ingenio de los emprendedores no deja de sorprendernos… Steven Spielberg hizo famosa la expresión “la naturaleza encontrará la forma” en Jurassic Park (algo que todos los agrónomos comprobamos todos los días…). No tengo dudas que la “revolución digital” también encontrará la salida a nuestra Torre de Babel.
Autor: Carlos Becco
Fuente: Clarín Rural