El año pasado se registró un récord al alcanzar las 3,77 millones de toneladas. Se duplicó el consumo registrado en el 2000.
En menos de 30 años, el consumo de fertilizantes en campo argentino se multiplicó por doce. En el año 2017 marcó un nuevo récord al alcanzar las 3,77 millones de toneladas, más que duplicando el consumo que se registraba en el 2000 y muy por encima de las 300 mil toneladas de 1990.
Así lo indica un informe elaborado por Blas Rozadilla y Julio Calzada de la Bolsa de Comercio de Rosario, el cual señala que la producción argentina de fertilizantes fue de 1.942.400 toneladas, el registro más alto de los últimos 6 años.
Según los datos de los especialistas, durante el año 2017 el consumo de fertilizantes en Argentina creció un 4,4 por ciento respecto al año anterior, lo que lo llevó a alcanzar los 3,77 millones de toneladas. “Este registro marca un nuevo récord a nivel nacional, al superar los 3,72 millones de toneladas que se utilizaron en el año 2011”.
Los datos de Asociación Civil Fertilizar indican que la relativa mejora en el manejo de las gramíneas fue lo que traccionó el crecimiento del mercado. Detalló que el cultivo de soja fue el más postergado en cuanto la incorporación de nutrientes debido a la aplicación de dosis muy bajas como al bajo porcentaje de área fertilizada y por eso “aún queda mucho por hacer para alcanzar una óptima reposición de nutrientes y achicar las brechas productivas para obtener más rendimientos”, precisó la entidad.
Sin embargo, Rozadilla y Calzada explicaron que si se mira la evolución de este dato en el largo plazo, se puede observar un gran crecimiento en el uso de fertilizantes en la agricultura argentina a partir de comienzos de la década del 90. “Esto nos muestra el importante desarrollo del sector en cuanto a competitividad, tecnificación y eficiencia”, indicaron.
Desde el año 1990 cuando se consumieron 300 mil toneladas de fertilizantes, el crecimiento a 2017 (en 27 años) fue de un 1.156 por ciento, es decir, el uso de fertilizantes en la producción local se multiplicó por poco más de 12 en menos de 30 años.
A partir de comienzos de siglo empezó a darse un fuerte crecimiento en la utilización de fertilizantes de origen nacional debido al aumento de la producción. Luego de la crisis de 2001, los productos nacionales pasaron de representar menos de 10 por ciento del mercado a más del 30 por ciento, llegando a máximos del 48,5 por ciento en 2015.
Tomando como base el año 2000, el consumo de fertilizantes de producción nacional tuvo un incremento del 786 por ciento, mientras que el uso de importados solo aumentó en un 38 por ciento. Mayor producción local implica mayor actividad económica y más empleo.
Por otra parte, el informe de los especialistas de la Bolsa muestra que la producción nacional de fertilizantes durante 2017 fue de 1.942.400 toneladas, el registro más alto de los últimos 6 años.
Lo mismo puede decirse de las exportaciones, que ascendieron en 2017 a 4,8 millones de toneladas.
Los fertilizantes de mayor consumo en Argentina se pueden clasificar en dos grandes grupos según el tipo de nutriente: los nitrogenados (urea, Uan y otros), cuyo principal insumo es el gas natural, y los fosforados (diamónico, monoamónico, súper fosfato triple y simple entre otros) que se producen en base a roca fosfórica.
En el sector agropecuario argentino, el 52,8 por ciento (1,99 millones de toneladas) de los fertilizantes utilizados durante 2017 correspondió a los de tipo nitrogenados (cuya demanda se satisface principalmente por producción local) y el 38,6 por ciento a fosfatados (1,45 millones de toneladas), que en su mayoría se importan.
En tanto, el 4,3 por ciento fueron los azufrados (162 mil toneladas), 1,8 por ciento los potásicos (66,5 mil toneladas) y 2,6 por ciento a los demás tipos.
Los fertilizantes nitrogenados son más utilizados que los fosfatados en todos los cultivos con excepción de la soja, la cual demanda más fosfatados por su capacidad de sintetizar su propio nitrógeno a partir de su simbiosis con las rhizobacterias.
Los motores. El informe también señala que la demanda de fertilizantes en Argentina se concentra en los principales cereales y oleaginosos cultivados en el país. El 70 por ciento de la utilización se distribuye entre los tres cultivos con mayor superficie sembrada: soja, maíz y trigo.
Según los datos de Fertilizar para la campaña 2016/17, los últimos disponibles, se puede notar la importancia de los cereales para el mercado de fertilizantes, principalmente el trigo y el maíz, que en conjunto acapararon el 58 por ciento del consumo total de ese tipo de insumos. El uso de fertilizante por hectárea implantada es mayor para estos cultivos.
La importante participación del cultivo de soja responde a la gran dimensión del área sembrada con la oleaginosa la cual duplica la superficie agregada de maíz y trigo.
Por otra parte, el sector muestra una tendencia creciente en el consumo. En el primer cuatrimestre de 2018, el consumo de fertilizantes creció un 6,3 por ciento en relación al mismo período del año previo. Los nitrogenados registraron una importante suba del 12,8 por ciento, mientras que los fosfatados cayeron un 7,2 por ciento, lo que está relacionado a la sequía que afecto fuertemente a la soja durante los primeros meses de este año.
Un ensayo realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Rosario y el Conicet comprobó que la aplicación foliar sobre maíces se traduce en una fuerte transferencia de este micronutriente a granos que son consumidos como alimento. La deficiencia de zinc es uno de los principales factores de riesgo para la salud en los países subdesarrollados.
El zinc es vital para el crecimiento, el desarrollo del cerebro, el buen funcionamiento del sistema inmunológico, la digestión y muchas otras actividades esenciales del organismo. Su deficiencia afecta a más de un tercio de la población mundial, principalmente a niños, adolescentes y embarazadas de países en vías de desarrollo, debido a que su alimentación se basa en cultivos básicos y pobres en este micronutriente.
En los últimos años se avanzó en materia de mejora genética de semillas con la llegada de nuevos híbridos que impulsaron los rendimientos de los cultivos. Sin embargo, al no mejorar el perfil nutricional de los suelos, lo que se observa es una mayor producción de granos con cada vez menor calidad nutricional. Y la deficiencia de zinc en los suelos es particularmente preocupante ya que afecta al 50 por ciento de los suelos agrícolas.
Una correcta fertilización con zinc podría contribuir a mejorar la calidad de los alimentos y ofrecer un gran aporte en la lucha contra la desnutrición.
Un ejemplo claro sobre los efectos de la fertilización con zinc es el estudio llevado a cabo recientemente por investigadores de la Universidad de Rosario y el Conicet, que demuestra que la fertilización foliar de maíces Flint se traduce en una mayor presencia del micronutriente en sus granos, que luego son destinados a la industria alimenticia para la elaboración de productos como copos para desayuno, snacks y polenta.
Los ensayos se llevaron a cabo en el Campo Experimental Villarino, Zavalla, Santa Fe. Allí se compararon híbridos de variedades muy conocidas en el mercado. Por un lado se dejó una parcela sin fertilizar como testigo de control y, por otro, se fertilizaron parcelas con tres tratamientos diferentes: una con MAP a la siembra y urea en la fase V5; otra con una mezcla química de nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, magnesio y zinc a la siembra más una aplicación de CAN-S en V5; y la tercera con el mismo tratamiento anterior complementado con una aplicación foliar de zinc en la fase V10. El resultado arrojó valores contundentes: “Los dos tratamientos de fertilización con zinc aumentaron la concentración de zinc en el grano, con una gran respuesta especialmente después de la aplicación foliar”, señala Lucas Abdala, uno de los investigadores que participó en el estudio.
El estudio se realizó por iniciativa de Yara Argentina, que llevó la propuesta a la Universidad de Rosario y el Conicet y financió la actividad. Los resultados fueron significativos y contribuyen a generar conciencia sobre el impacto positivo que podría tener una buena práctica de manejo de fertilización con zinc. Por eso, la compañía presenta las conclusiones de la investigación en el marco de la conmemoración del Día Mundial de los Fertilizantes, que se celebra internacionalmente el 13 de octubre. Según Daniel Corvalán, director comercial de Yara Argentina, “queremos aprovechar esta fecha para invitar a la reflexión y divulgar a toda la sociedad la importancia de la fertilización para obtener alimentos de alta calidad nutricional tanto para la mesa de los argentinos, como para la de todos los países que reciben nuestros granos. Es importante promover el compromiso con esta causa e impulsar prácticas de fertilización que permitan desarrollar una agricultura rentable, sustentable y socialmente responsable”.
Fuente: La Capital – Suplemento Agroclave