Los lotes se sembraron en octubre y contaron con muy buenas lluvias en diciembre y enero. Además, la presión de enfermedades fue baja y las temperaturas ideales.
2019-04-14.
Hay un dato que se destaca en el último informe que publicó la Bolsa rosarina sobre la evolución de la cosecha gruesa en la zona núcleo: los picos de rendimiento de 60 quintales de soja que los productores están trillando en los campos cercanos a Corral de Bustos, Isla Verde, Monte Maíz, Laborde, Monte Buey e Inriville, entre otras localidades del sudeste de Córdoba.
En plena trilla, en los monitores de rendimiento de las cosechadoras se superan los 60 y hasta los 70 quintales de soja por hectárea, pero al momento de hacer los promedios y contar “los porotos” los rindes dejan entre 5.000 y 5.500 kilos en los mejores lotes. Es una muy buena campaña en comparación con los 3.000 o 3.500 kilos por hectárea que rindió la oleaginosa en el otoño del año pasado, cuando “sufrió” por el impacto de la sequía.
Este ciclo, en cambio, el clima acompañó cada etapa de desarrollo del cultivo en esta región del sudeste cordobés. En primer lugar, las lluvias se reactivaron en octubre, justo cuando los productores cordobeses comenzaban a sembrar la oleaginosa. En diciembre y enero, las precipitaciones fueron abundantes y el cultivo expandió su masa foliar. Además contó con la ventaja de que las temperaturas no fueron tan altas en las semanas más cálidas del verano.
Y en febrero, cuando las enfermedades de fin de ciclo eran una amenaza para tomar en serio en un verano que venía muy húmedo -al punto que se habían hecho algunas aplicaciones preventivas-, las lluvias se “cortaron” y el cultivo encaró la recta final con todas los variables que impulsan los rindes alineadas.
“Lo interesante es que los mejores rendimientos se están logrando en los lotes con ambientes medios y buenos, y no tanto en los muy buenos, que son los que tienen la napa más cerca de la superficie”, le contó a Clarín Rural Juan Pablo Ioele, jefe de la agencia de extensión del INTA en Corral de Bustos.
En esta región del sudeste cordobés, ya se trilló el 60% de los lotes con soja.
Es que las lluvias de diciembre y enero saturaron de agua esos lotes y los rendimientos que se están logrando (unos 4.000 kilos por hectárea) están entre 1.000 y 1.500 kilos por debajo de los picos de la zona. “En el maíz, incluso, tuvimos problemas de anoxia y asfixia radicular y se metieron algunas enfermedades en las plantas”, recordó Ioele.
En un campo cercano a Inriville, Carlos Martín Triunfetti tiene un diagnóstico parecido. “En los mejores ambientes no se expresó el potencial, pero sin en los campos intermedios, con loma o media loma. Con un avance del 60% de la cosecha en la zona, los rindes promedio están entre 46 y 48 quintales por hectárea, y con un buen número de lotes que pasan los 5.000 kilos”, destacó.
En los campos que están al sur de Monte Buey, el productor Joaquín Villavicencio trilló picos de 70 quintales por hectárea y con promedios de 5.500 kilos en la soja de primera. “La verdad que es muy buena la campaña y en la soja de segunda estamos cosechando una media de 5.000 kilos”, destacó. El productor también coincidió en que la presión de enfermedades y plagas fue baja en un ciclo que encara la recta final con muy buenas perspectivas.
Es una buena noticia para los productores de la región, que tuvieron una mala cosecha gruesa el año pasado y mucha mala suerte en la recta final de la campaña triguera porque una helada dañó gravemente a las plantas. “Hubo lotes que no valió la pena cosechar y otros que apenas dejaron 1.500 kilos”, concluyó Triunfetti.
Fuente: Clarín Rural