Viaje al interior del Saocom1A. Por qué es un satélite clave para el campo

La siguiente es la historia de un equipo cuya edad promedio es de 35 años. Sus competencias técnicas están en las más altas del mundo. Trabajan 12 horas por día motorizados por alcanzar el sueño de “construir una catedral”. O, mejor dicho, un satélite nunca antes desarrollado como el que se lanzó el año pasado. Una tecnología clave para la economía que, para hacerla realidad, hubo también que desarrollar una tecnología que haga posible su construcción. Una típica historia de Silicon Valley. Pero esta historia es real y es en la Argentina. Y los protagonistas son empleados públicos.

La presencié al visitar la Estación Terrena Córdoba-Centro Espacial Teófilo Tabanera de la Conae. Es el proyecto de satélite Saocom1A, desarrollado por la Comisión Nacional de Asuntos Espaciales (Conae) y el Invap. La Conae se encargó del desafío de armar la antena de radar, que tiene 10 metros de ancho y de 36 metros cuadrados de superficie.

Esta es la parte del satélite que genera información. El Invap, por su parte, se encargó del desarrollo del satélite sobre la cual va montada. Un sueño de más de 20 años que se puso en órbita el año pasado y que espera para fin de año poner en órbita un segundo satélite cuya antena ya se terminó de armar y está ensamblándose en Bariloche desde donde será transportada a Cabo Cañaveral para su lanzamiento.

Este proyecto debe ser una enorme fuente de inspiración para todos los argentinos. Una muestra cabal de cuando se quiere, se puede. Pero también es muy importante para el mundo del agro, conocer la aplicación práctica de esta hazaña.

Hasta el momento, todos los satélites que han aportado imágenes lo han hecho utilizando longitudes de onda del espectro óptico, tal es el caso de Landsat y Sentinel, seguramente son conocidas por la mayoría de los técnicos.

Más allá de las nubes

Tan conocidas como su principal problema: las nubes. Cuando el cielo está cubierto, es imposible ver a través de ellas. Para sortear este obstáculo, se crearon constelaciones tales como Rapid Eye o Planet Lab, que permiten aprovechar mejor las “ventanas” en tiempos nublados. Pero hasta el momento, nadie podía ver a través de las nubes.

Y éste es el principal logro que trae Saocom. Cada 16 días se obtendrá una imagen de la zona deseada y, si todo funciona según lo planeado, cuando a fin de año se ponga en órbita el Saocom B la frecuencia será de 8 días.

Las ondas emitidas son muy sensibles al agua y. además, pueden penetrar en el suelo. De acuerdo con el contenido de arcillas y de humedad, puede ir de algunos metros como en un desierto a algunos centímetros en suelos como los entrerrianos. Así, es factible medir el contenido de humedad del suelo con una resolución de 1 ha. Según la zona se podrá tener esta información para una profundidad de 5 cm a 1,5 metros.

Otra de las grandes ventajas que nos aporta la competitividad y competencia del equipo de la Conae es que trabaja de manera integrada con los principales equipos del mundo. Gracias a esto, se han firmado convenios con las principales agencias del mundo. Entre ellos, y a propósito del proyecto Saocom, con sus pares de Italia, quienes tienen otros satélites que trabaja en el espectro de microondas, los COSMO, que están tomando imágenes (en otra banda) desde el año 2007. El acuerdo no solo permite tener dos bandas diferentes de radar, sino que nos permite acceder a las imágenes tomadas de nuestro país desde el primer momento.

Es importante mencionar que en el equipo Saocom, con base en Conae, no solo trabaja desarrollando el “hardware”. Hay otro grupo que se encarga de bajar la información y de velar por el estado del satélite, ajustar su órbita y analizar los parámetros de funcionamiento.

Entre todos ellos también hay ingenieros agrónomos. Son quienes tienen la tarea de transformar los datos en información y están realizando los últimos detalles de calibración antes de volcar la información al mercado.

Esta etapa está finalizando, y no falta nada para que se tenga disponible una información totalmente nueva.

Ahora viene el desafío de qué hacer con ella. En zonas cordilleranas, se podría, medir el volumen de nieve caída y así, el agua disponible para una campaña de riego en una región.

En pampa húmeda se podrán ajustar también modelos de riego o incluso ajustar modelos de aparición de enfermedades como fusarium. Entonces, la tarea imperiosa que tenemos por delante es vincular a este equipo con quienes conocen los problemas diarios de la producción, de manera de encontrar nuevas soluciones a partir de estas herramientas.

Emprendedores

Una vez halladas, los emprendedores del AgTech deberán ver cómo transformar estos datos en info para la toma de decisiones y ponerla disponible para su implementación a campo. Los institutos de investigación o con convenios, podrán disponer de la información.

La otra gran noticia es que esta también estará disponible para privados que quieran utilizarla para desarrollar servicios, a través de una empresa que vehiculiza la información de Conae llamada VENG SA.

En definitiva, en esta la Argentina multifacética, la Conae está haciendo dos ofertas inmensas. La primera es la herramienta (un nuevo parámetro objetivo en el cual apoyarnos) y la apertura de su equipo para trabajar con el sector para aportar soluciones que aporten productividad.

Pero la segunda y más importante es el ejemplo. A lo largo de estos últimos 20 años se dedicaron a buscar la excelencia, sin importar las trabas. Ni las propias del inmenso desafío, ni las vinculadas a los vaivenes económicos y su impacto en las políticas presupuestarias. Ver que cuando hay compromiso con la excelencia y determinación para lograr los objetivos estos se pueden cumplir. Incluso, trabajando en el Estado.

El autor es cofundador y CEO del Club AgTech

Por: Federico Mayer

Fuente: La Nación